¿Recuerdas cuántas veces cuando eras pequeño(a) tus padres te obligaban a saludar? ¿Recuerdas lo molesto que era darle beso a alguien que no conocías?
Esta escena se repetía una y otra vez:

-¡Hijo saluda! ¡Dale un beso!
-Niño: Nooo..no quiero…(se queda en silencio o se esconde en las faldas de mamá o papá)
-Saludaaaa, dale un beso, ¡TIENES QUE APRENDER A SALUDAR!

¿Sí reconoces la escena? ¿Lo haces con tus hijos?

Después de haber leído a especialistas como Vinka Jackson quién es madre, psicóloga y autora del libro «Mi cuerpo es un regalo»; a  Kattie Hetter, una colaboradora de la CNN quién publicó hace un tiempo un artículo en su web sobre «no me obligues a besar«; a Irene van der Zande, quien brinda información sobre temas de prevención de la violencia y seguridad personal y por último a Ursula Wagner, especialista en salud mental, he llegado a ciertas conclusiones sobre el tema de no obligar a los niños a saludar, te lo comparto.

¿Por qué obligamos a nuestros hijos a saludar?

Muchos de nosotros obligamos a nuestros hijos a saludar porque estamos repitiendo lo mismo que hicieron nuestros padres con nosotros cuando eramos niños, es el mismo patrón: por educación. Sometemos a nuestros hijos a cumplir nuestras ordenes a cabalidad por temor al qué dirán nuestros amigos, familiares o conocidos. Le tenemos más respeto a ellos que a nuestros hijos. Supongamos que llegamos a una fiesta donde además de nuestra familia están nuestros amigos de trabajo y por supuesto te acercas con tu pequeño a saludar a cada uno, obviamente tu hijo saluda de beso a los que conoce y a los desconocidos los mira seriamente y se queda quieto, pero tú insistes que tiene que saludar a todas las personas que tú saludas con beso, le dices hijito saluda, dale beso, pero daaaale, y  no conforme con eso hay padres que hasta cogen al niño y acercan su mejilla hasta la mejilla de la otra persona para que no digan que es un niño maleducado. ¿Les parece bien? Nos esforzamos a ser educados con los adultos alrededor, pero con nuestros hijos se nos olvida serlo, ¿harías lo mismo con tu esposo? ¿obligarías a tu esposo cogiéndole la mano para que estreche la mano de quien no quiere.. para no quedar mal? o peor aún ¿acercarías su mejilla a la de tu compañera de trabajo con quien no hay la confianza? ¿No verdad? ¿Y por qué si puede hacer eso tu pequeño(a)?

¿Por qué los niños se niegan a saludar?

Los niños tienen esa negación de saludar por pudor e intimidad, no se trata de mala educación, Kattie Hetter dijo algo con lo que estoy de acuerdo, aunque al principio me haya costado asimilarlo: 

«Mi hija no tiene que abrazar o besar a nadie sólo porque alguien lo dice, ni siquiera yo. No voy a ignorar los instintos de mi hija cuando no quiera tocar a alguien. Su cuerpo es de ella, no mío».

La organización de protección contra el abuso infantil se inspiró en la historia de Kattie  Hetter difundida por la web hace un par de años , volviendo a poner en campaña el respeto a las decisiones de los niños y la importancia de criarlos sin miedo a decir que «NO» cuando una situación no les parece cómoda.

Por su parte la web etapa infantil señala que los niños saludan con el corazón, en cambio nosotros los adultos saludamos por educación. Los niños son espontáneos, transparentes y muestran sus emociones sin restricciones, por lo que cuando ven a una persona a la que quieren o le cae en simpatía se alegran de verdad y hasta pueden salir corriendo y abrazarlo.

¿Entonces no debo enseñarle a saludar a mi hijo(a)?

Si tu hijo ve que tú y tu esposo saludan amablemente a los vecinos, amigos y familiares, si eres cortés y ayudas a los demás y no sólo cuando los conoces, tus hijos aprenderán tarde o temprano, recuerda que tus hijos no hacen lo que les dices, ellos imitan lo que tú haces y eso es inevitable.

Jackson dice que es fundamental respetar la decisión de los niños y puedes ayudarlo preguntándole “¿Cómo quieres saludar al abuelo?” o “¿Le quieres dar un abrazo ahora o mejor después?”, ella identificó estas frases como un “tremendo regalo” que se les hace a su desarrollo y a la relación soberana con sus cuerpos. Esto último siempre en dos tiempos: centrados en su presente, y también pensando en su bienestar futuro.

Por su parte Irene van der Zande quién se especializa en brindar información sobre prevención de la violencia y seguridad personal, indica:

“Cuando forzamos a los niños a someterse al afecto no deseado para evitar ofender a un familiar o lastimar los sentimientos de un amigo, les enseñamos que sus cuerpos en realidad no les pertenecen porque tienen que dejar a un lado sus propios sentimientos sobre lo que se siente bien para ellos”…“Esto lleva a que los niños sean abusados sexualmente, a que las adolescentes se sometan a comportamientos sexuales para ‘que yo le guste’ y a que los niños soporten el bullying porque todos están ‘divirtiéndose’”.

Ursula Wagner, especialista de salud mental explica por su parte:

“este comportamiento envía un mensaje de que hay ciertas situaciones en las que lo que hacen con sus cuerpos no depende de ellos”…“Si son obligados a mostrar afecto aunque no quieran, más adelante los hace vulnerables al abuso sexual”.

Dejemos que nuestros hijos sigan siendo espontáneos, transparentes y con el corazón sincero, tarde o temprano, con tu ejemplo, aprenderán a saludar y además te sentirás tranquilo ya que habrás criado un niño asertivo que sabe decir que «no» cuando no se siente seguro o cómodo con alguna situación. Podemos ayudarlos diciéndoles que es agradable saludar a los demás  y que basta con un «buenos días, buenas tardes o buenas noches», si no desean darle beso a alguien eso está bien, ellos deciden, que sepan que los  amamos y que por sobre todas las cosas los respetamos.